La joya de la corona de Fiordland es Milford Sound, un fiordo de fama mundial conocido por su belleza dramática. Acantilados imponentes se elevan dramáticamente desde las aguas oscuras, mientras que cascadas, incluida la icónica Cascada Stirling, caen desde alturas inmensas. Doubtful Sound y Dusky Sound son otros fiordos espectaculares dentro del parque, cada uno ofreciendo un encanto único y una naturaleza virgen.
En este entorno virgen, los visitantes pueden explorar una red de senderos, incluido el renombrado Milford Track, uno de los Grandes Senderos de Nueva Zelanda. El kayak, la observación de la vida silvestre y los cruceros en barco ofrecen oportunidades para presenciar la rica biodiversidad del parque. Con una diversa gama de flora y fauna, el Parque Nacional de Fiordland es un santuario para los amantes de la naturaleza, con especies como el loro kea nativo y el kiwi. Su impresionante belleza y abundante vida silvestre lo convierten en un destino imprescindible para aquellos que buscan un auténtico encuentro con la naturaleza.